El día era noche en el átomo.
Crujía en el signo y se movía arrastrando
los bloques
de silencio
que la edad había sepultado.
Tú eras ya el anuncio de una bacteria
que buscaba
otra bacteria,
un sonido que yo destejía para fundar el equilibrio.
No había abajo ni arriba. Lo que
estaba a la izquierda
estaba a la derecha y en todas partes.
El centro era todos los centros
en un círculo que
buscaba los números.